Quizás esté perdido y no me haya dado cuenta hasta ahora. Quizás no estaba seguro y me engañaba en una barrera estúpida e inexistente. Hasta que hoy me he dado cuenta:
Te echo de menos y sólo hace horas que no te veo. Cada centímetro de mi piel te anhela y sabes bien que no miento si digo que cambiaría mi mano por estar a tu lado.
Duermo y te sueño, vivo y te siento. Pienso y te encuentro. Es inevitable, mágico...
Es no tener control de mi alma porque sencillamente mi alma va contigo. Es no saber porque sonríes, porque simplemente sonríes porque existes.
Sentir un vacío extraño que sólo se llena al verte. Sentir como el tiempo cambia de velocidad sólo porque estás a mi lado.
Es vivir cada momento estúpido de otra forma. Sólo porque le hemos dado otro significado. Es entender que sale sólo y no hay que forzarlo. Es estar contigo y que todo cobre sentido
Quizás sea tarde y esté perdido. Pero no se me ocurre otro sitio en el que perderme que no sea en tí.
Querida Shieraki.
Me frusta que pienses que tienes mala suerte. Me frustra que sólo veas lo negativo y que tu negatividad cubra todo lo bueno que te pasa.
Piensas tener mala suerte, porque olvidas algunas cosas, y sin embargo tienes la suerte de tener a alguien que te deja las suyas para que no tengas problemas.
Me hace gracia cuando dices que tienes mala suerte porque has perdido un recuerdo de cristal. Quizás sea la forma que tiene el mundo de decirte que tu sobrino tiene la vitalidad de un terremoto o que tienes que ser mas cuidadosa o ¿quien sabe? es una forma de decirte que es hora de hacer un nuevo viaje a por otro recuerdo
Me hace gracia tu mala suerte, que hace que tengas amigos que no solo te quieran y acepten tu, a veces, mal humor, sino que lo quieran.
Me hace gracia que digas que todo te sale mal, cuando en las cosas que te esfuerzas consigues unos grandes resultados.
y sobre todo me hace gracia que pienses que tienes mala suerte, sobre todo cuando tienes a un hombre de hielo que se quiebra los témpanos en hacerte feliz, en buscarte lo mejor que pueda otorgarte aunque a veces piense que no sea suficiente y no porque piense que va a perder una competición ( :p) sino por el simple hecho de que te ama con cada cristal de hielo que habita o habitaba en su alma.
Tal es así que debería estar preparándose para irse y sin embargo esta aquí escribiendo esto, sólo para intentar hacer sonreír un poco.
Porque Shieraki, si consigo hacerte sonreír un poco, sólo un poco. Soy el hombre de hielo, más feliz de este mundo tan lleno de mala suerte.
No lo olvides y para segurarme de que no lo haces, que quede aqui escrito para que lo recuerdes.
Te amo.
Querida razón
Porque sí, eres mi razón. La razón por la que me levanto y el día no me parece tan horrible. La razón por la que sonrío sin querer. O simplemente por la que los días lluviosos que antes me gustaban ahora me fascinan porque sé que en alguna parte tu estarás sonriendo por ello.
Quisiera escribirte algo que creo que no he hecho nunca o si lo he hecho, muy poco. Te escribiré sin poemas, sin historias ni epicidad.
Te quiero a mi lado, sonriente y avispada. Sabiendo que en tu cabeza tramas algo. Te quiero curiosa y en tu mundo. Te quiero quejica y picona, haciendo que pierda los nervios y te envíe mis bombas de sinceridad que tanto te gustan.
Te quiero incluso triste para poder perder el culo para hacerte reir aunque sea un segundo. Porque perdería el culo y lo que hiciera falta por ello.
En fin, espero que no se te olvide. Como tampoco se te olvide que siempre te echo de menos. Porque cuando no estas aqui, mi mundo, es oscuro y frio. Porque no esta el fuego que lo ilumina y lo calienta.
No lo olvides, Te quiero. Te quiero, te quiero...
pd: ¿sabes porque duermo tan poco últimamente? Siempre que soñaba con la chica de mis sueños, al acercarse me despertaba. Ahora que esta a mi lado. Tengo miedo de despertarme y que esto lo haya imaginado.
Diego .C
Pero si pienso en tu rostro, lo raro es que quizás aun no lo hayas logrado.
Me gustan las noches oscuras
Me gusta las noches oscuras
porque me recuerdan a ti
como a ti te gusta terminar como empiezo
pero no puedo empezar esta noche así
porque cuando te pienso, no duermo.
¿por que quien querría dormir
Cuenta una historia en la que un antiguo guardián de estrellas. Perdió la suya hace mucho tiempo.
Dolido por su pérdida, guardó su corazón, sitio donde los guardianes custodian a sus protegidos, y lo envolvió en acero, hielo y oscuridad.
Acero para que nadie penetrara; Hielo para que no latiera pero no muriera y oscuridad para que se perdiera.
Orgulloso de su trabajo decidió ponerse una máscara con hielo, para mantenerse frio y que nadie lo reconociera.
Todo iba genial hasta que una noche encontró una estrella.
Una de color negro como la noche nublada y roja como el fuego que desprendía.
No era normal. Si bien de ella emanaba algo de oscuridad como todas, esta tenia algo distinto.
El guardián se acercó temeroso y a la vez con curiosidad.
--Estrella, ¿Que haces aquí?--
La estrella lo miró, dudo y le sonrió.
En ese instante al guardián se le cayó la mascara y se volvió torpe e inútil.
No entendía que pasaba. Era como si su cuerpo no reaccionara a lo que pensara. Como si sus habilidades desaparecieran a su lado. Era como si por primera vez en mucho, muchísimo tiempo, no pudiera tener el control de lo que pasaba
A pesar de todo. Decidió ir a verla todas las veces que pudiera, le gustaba la sensación de no tener control ninguno, le gustaba saber que por mucho que lo intentara, nunca sabría, que iba a ocurrir cuando estaban juntos.
No todas las estrellas tienen guardianes ni todas los necesitan. De hecho esta estrella no lo quería. Ella deseaba brillar en el cielo de manera fulgurante.
El guardián la entendía y le encantaba sus ganas, el fuego que en ella yacía, era gigantesco quemaba e iluminaba por igual. Era tal, que hizo algo que el guardián no esperaba.
El hielo que su corazón protegía. Se derritió y por ende empezó a latir.
Cuando escuchó su primer latido, el miedo atenazó el pecho del guardián. Podría perder la razón si no tenia cuidado. Pero ni siquiera la perdió del todo la ultima vez con su ultima guardia. ¿porque iba a pasar esta vez? se preguntaba hasta que volvió a ver a la estrella:
Una mirada, es lo que recuerda el guardián.
Una mirada que buscó en la oscuridad y atravesó el acero hasta simplemente rozar el corazón. Miles de cosas pensó en ese momento el guardián de estrellas. Pero una fue la que se quedó en su mente. Durante el roce algunos pensamientos de la estrella quedaron dentro de él y uno en especial fue el que se quedó a fuego. La estrella podría ser atacada por ladrones si la magnificaba, no era normal que él se interesara tanto por una estrella y todos lo sabía. Si lo mostraba podrían atacarla a ella e incluso podrían atacarlo a él más aun de lo que ya lo atacaban sólo por hacer daño.
Sabiendo lo que podrían sufrir, el guardián decidió ponerse una mascara para que cuando todos estuvieran cerca, nadie sospechara.
Pero era una máscara más especial de lo que él mismo creía. Al no tener hielo, decidió hacerla con parte del acero y la oscuridad que había en su corazón.
Cuando la mascara tocó su cara para que ninguno sospechara, sin darse cuenta, la oscuridad empezó a dominar su cuerpo atrayendo el dolor que habitaba dentro del guardián hacia la mascara y el acero empezó a volverlo tosco y sin vida.
Nadie, ni los ladrones, ni bandidos ni otros le atacaba. El guardián los asustaba. Pero no contaba con que también empezó a asustar a la estrella. El guardián empezó a darse cuenta de lo que pasaba e intentó primero hacerla reír con alguna broma siendo imposible. La oscuridad lo engañaba y el dolor le impedía pensar con claridad, no era él. Con el miedo empezando a apoderarse decidió alejarse de la ella. Pero era tarde.
La estrella empezó a brillar como siempre, sí. Pero la oscuridad la envolvía con más fuerza que antes. Haciendo un muro entre ellos. El guardián metió la cabeza en la oscuridad para atravesarla y ver a través del muro. Fue entonces cuando vio algo que le horrorizó: Su oscuridad había dañado a la estrella en su núcleo hiriendola y perdiendo su confianza.
El guardián sintió algo que no había sentido por ninguna estrella. Realmente tenia miedo de perderla. Tenía miedo pero esta vez miedo de verdad. Del que se queda en el pecho y nubla el alma.
La estrella lo miró con desgana y le dijo que no se preocupara, que ya se curaría.
El guardián avergonzado decidió quitarse la máscara. y la pulverizo contra el suelo.
La estrella volvió a mirar buscando al guardián y encontró un chico sin armadura de rodillas mirando al suelo. La vergüenza de hacer daño a algo que quería proteger le había hecho sentirse un inutil. Pero sobretodo, era el haberla hecho daño lo que más le dolía al chico.
Levantó la cabeza se sentó en el suelo y miró a la estrella herida.
--Nunca más haré máscaras, ni intentaré protegerte si no me lo pides. Nunca más te haré daño. Tienes mi palabra.--
La estrella sorprendida se sintió abrumada por el corazón del chico. Pero aun no confiaba en él.
El chico lo entendió, se levantó y dio un paso atrás.
--Volveré acercarme cuando sea el momento. Pero por favor, entiende que iré sin escudos y sin armaduras. Prefiero ser dañado que ser yo el que te haga algo.--
El guardían ya no sería guardián, ni su corazón un agujero. Sería lo que es. El chico que una noche encontró a la estrella de fuego más increíble que jamás hubiera visto.
Miró a la estrella y le sonrió de la formas más sincera y pura que conocía. Como lo hace el viento al enredarse en las ramas o como lo hace un sueño en la noche calmada: El chico, la sonrió con el alma.
Voszhor estaba de pie. Mirando seriamente la puerta de cuyos resquicios emanaba magmar. Todo cuanto había alrededor empezaba a quemarse y quien se acercaba igual, acababa abrasado.
--vámonos-- le dijo un compañero-- ningún tesoro vale tanto y el capitán lo entenderá--
--vete, yo me quedo-- se limitó a decir el pirata.
El magmar empezó a acercarse peligrosamente a los pies de Voszhor, pero daba igual, el pirata ni se inmutaba. Y su compañero al ver el peligroso elemento, se despidió y se fue corriendo dirección al barco, que empezaba a zarpar.
Voszhor seguía mirando la puerta, sacó una enorme espada con forma de tonfa, cerró los ojos y antes de que el magma le tocara su cuerpo, cambio de posición.
--baila... Nereida-- dijo casi murmurando.
Un hilo trasparente que apenas si brillaba salió de su espada y quedó flotando en el aire, luego otro y más tarde otro y así sucesivamente, hasta que el pirata dio una estocada al aire envainando de nuevo. Nadie hubiera dicho que hizo nada de no ser por el rastro de hielo en dirección a la estocada que apareció al segundo después de envainar.
La puerta ahora congelada, no duró fría mucho tiempo. Tan sólo unos segundos.
Voszhor infirió un gruñido y volvió a desenvainar ,esta vez dos espadas iguales. Con forma de tonfas gigantes y robustas.
--danza celeste... Nereida-- dijo esta vez.
Y posteriormente lanzó varias estocadas de las que inmediatamente apareció lo que parecían ondas de hielo que se unieron haciendo como una lluvia de pétalos azules y afilados atacaran a la puerta de forma inutil.
Tras eso el magma se descongeló de manera violenta salpicando el brazo izquierdo del pirata y haciendo que un bramido saliera de sus labios.
Fue entonces cuando dos dragones pequeños, uno negro como el azabache y el otro rojo como el fuego se posaron encima de la puerta.
--¿por que no te vas?-- dijeron al unísono-- no vas a entrar nunca.
-- eso no lo sabéis-- contestó antes de que una llamarada saliera del magma y quemara su torso.
Los dragones miraron estupefacto a aquel individuo, que no se rendía.
-- no te va abrir, lleva mucho tiempo sin hacerlo a nadie, no lo hará ahora-- dijeron las bestias aladas--
--Enteraos bien, --grito Voshor-- me da igual el daño que me inflija, las llamas que me lance o si os reís de mi por no poder entrar, no me iré--
--¿por que?--
El pirata apuntó a la puerta y contestó: -- Porque si tan protegido está, es porque será valiosa, porque este dolor ya lo he sentido y no me importa.-- dijo mostrando sus quemaduras y su cuerpo con cicatrices-- Porque realmente no me importa otra cosa que no sea conocerla. Aunque me queme. No voy a dejar de querer verla--
--hay más puertas, más protegidas que esta y más beligerantes-- dijo el dragón negro
--lo sé, pero sólo en esta mi alma sonríe de verdad, por primera vez, en mucho tiempo-- dijo mientras miraba las letras de la puerta donde rezaba "Vosshieraki".
Amanece con luz clara que envuelve una montaña cuya ladera apenas tiene vegetación y que a medida que asciende desaparece cualquier signo de paz. Llegando a la cima, una cima ensangrentada. La cual alberga la cabeza mellada de un dragón y el cuerpo decapitado del mismo.
Mientras la luz empieza a tocar una hoguera extinta y una espada que parece impasible y orgullosa de su trabajo. Axios emerge entre la piel y el esqueleto de Jabberwocky y se estira mientras busca un cigarro entre los bolsillos. Lo coge y lo coloca entre los labios secos y finos. Mira a su alrededor y un cielo despejado parece augurar un buen día.
--¿donde coño está...?--
--Si buscas fuego-- comienza una voz que sesea como las lenguas orientales-- quizás pueda ayudarte-
--¡Saúl!-- dice Axios casi riendo-- ¿qué cojones haces aquí?--
--bueno, buscaba tu hazaña pero te imaginaba en la ladera, no en la cima-- dijo Mexios lanzandole algo--
--Bueno,sopesé el bajar ¿sabes?--dijo Axios mientras encendía un cigarro con un extraño mechero rudimentario que desprendía un fuerte olor a algún tipo de combustible, era el objeto que le había lanzado Saúl-- pero hacia una ventisca cojonuda como para arriesgarme--
Saúl inspeccionaba el cadáver que por dentro estaba totalmente limpio, salvo algunas cosas que había dejado Axios, al dormir allí.
--y decidiste dormir dentro del dragón...--
--sí claro.--
Saúl se acercó a la boca del dragón, la cual tenia los dientes destrozados tras el uso que le dio Axios.
--¿no has dejado ni uno?--dijo claramente desanimado-
Axios buscó dentro de uno de sus bolsillos y sacó algunos dientes del Jabberwocky.
Los ojos de su amigo brillaron y una sonrisa enorme apareció en su rostro oscuro como el carbón.
sus ropas, más propias de alguien que va al desierto que a una montaña, se movían por el viento dejando entrever algunas cicatrices antiguas.
--ya sabía yo que venías a por esto más que para otra cosa-- contestó riendo Axios.-- venga comencemos--
--¿Ahora?--
--¿por qué no?--
Saúl extendió su mano cuya palma estaba más clara que el dorso de su mano. Axios caminó hacia Vorpal y la agarró. Pero de repente la espada brilló con un color rojo intenso y una imagen de una vikinga apareció en la mente del destructor de Eras.
--¿ocurre algo?--
Axios, que tenía la mirada perdida, volvió en sí.
--Vorpal, insiste en una misión que no entiendo--
--¿es urgente?--
--No, prefiero arrancarte la mano--
Axios colocó los dientes del dragón en el suelo, encima se encontraba la mano extendida de su compañero. Se aferró a Vorpal y de un tajo la mano de Saúl empapada de sangre cayó en los dientes.
Acto seguido, el destructor de Eras, empezó a murmurar palabras sin sentido para el oído inexperto. Pero esas palabras hicieron que los dientes y las manos brillaran cada vez más hasta que cegó al manco y su ejecutor.
Cuando el brillo desapareció, en su lugar había una espada roja
--Dí su nombre-- dijo Axios serio y sin inmutarse--
Mexios agarró la espada y como si de una una corriente eléctrica se tratara la espada le sacudió el cuerpo.
--Deimos-- dijo el manco cuya mano seguía sangrando --
--defiende su honor, como Deimos lo hará por ti-- dijo Axios-- Yo, Mexios, destructor de Eras y errante del Verso, te nombro nuevo destructor, dando tu mano como garantía y promesa hacia Deimos quien te ha elegido como compañero--
Saúl, sonrió, pesé al dolor de su mano.
--deberías curarte ese muñón--
--¿cómo es que tu no tienes muñones siendo un destructor?-- preguntó Axios mientras vendaba su mano--
--porque yo no me hice destructor...--dijo recogiendo todas sus artículos -- yo nací así.
Axios tras equiparse con todas sus cosas, incluida a Vorpal, salto de la cima hacia el mar que se encontraba al sur de la montaña.
Saúl, sorprendido y conmocionado tanto por lo ocurrido como por la salida de su compañero. terminó de curarse el muñón, el cual cauterizó y tapó con una especie de tope dorado.
Algo más tranquilo agarró a Deimos y un brillo rojo apareció intenso como la sangre que antes bañaba el suelo. y de nuevo la visión de Trisha. Esta vez en la mente del mutilado.
--la vikinga...--dijo mirando a Deimos-- vale, vamos--
A cientos de kilómetros de allí, Trisha se levantaba de su cama. Había pasado una noche terrible.
Jacob que no dormía simplemente pasó la noche mirando por la ventana. No necesitaba dormir y de hecho si la noche no hubiera sido tan lluviosa, él hubiera pasado la noche fuera de la choza.
--¿estás bien?-- dijo Jacob casi sin cambiar su expresión--
--si, sólo algo cansada--
Jacob se acercó a ella y toco su cabeza con el dedo indice
--¿qué haces ahora?--
--nada--dijo--¿hoy es el día?
Trisha sabía lo que había hecho. Había leído su mente y sabía perfectamente que hoy era el día en el que debía irse de su pueblo.
Sólo llevaba unas horas con el dezio, pero era como si lo conociera de siempre. Jacob al leer la mente apenas hablaba, cosa que agradecía la vikinga y además no necesitaba hacer nada, el dezio la seguía sin poner pegas o plantear alternativas, simplemente acataba las ordenes que recibía de su mente,
-hay que preparse-- contestó la chica y sin más, Jacob salió de la choza y partió al rio para refrescarse
mientras Trisha se cambiaba y preparaba para el viaje.
Al llegar el sol a media mañana, comenzaron el viaje, casi evitando a todo el mundo, tomando el Camino de Hiedras que llevaba al Bosque de Deseos.
-- Exactamente, ¿que buscarás en el bosque?--
--mi camino, ¿es que acaso no lo has visto al leerme la mente?--
--es complicado leer la mente a quien emborrona su psyque--
siguieron caminando hasta cruzar el rio.
--¿qué has querido decir con "emborronar" mi psyque?--
--hay algo en ti, que no me deja leer, es como una luz negra que quema si me acerco--
Trisha sabia que era eso, lo había sentido en ella muchas veces, una luz negra, que yacía dentro de ella, pero siempre había quedado en eso, una luz negra.
--Entonces es... ¿cómo un escudo?--
--si puedes usarlo así , por supuesto, pero no abuses--
--¿por qué?--dijo soriendo --¿te fastidia que pueda defenderme?--
--Me fastidiaría más el que esa energía te domine...--
--no...--contestó la vikinga riendo-- te fastidia el no saber que pienso a veces--
--calla y avanza--dijo el dezio sintiendo algo que no había sentido antes... le fastidiaba el no poderle leer la mente.
Una montaña escarpada, nieve , un viento nocturno y gélido que envuelve y mata cualquier cosa que toque. Cualquier cosa menos Axios, un hombre, de gran tamaño y pelo azul.
Su armadura de un extraño metal, solo cubre el brazo derecho y sigue por el hombro hasta el cuello.
debajo de la armadura un jersey largo y azul cuyas mangas casi cubre sus manos pálidas.
Unos pantalones harapientos negros y unas botas de montaña azul oscuro.
La mirada de Axios, de ojos negros y fríos contrasta con la piel blanca que casi se camufla con la nieve.
Axios carga con una espada curva y estrafalaria que parece tener un brillo casi violeta. Mientras las sujeta en su mano izquierda, la derecha se aferra a las piedras de la montaña que escala.
Su ojos están clavados en la cima. Una cima que parece desprender una calor que derrite la nieve de al rededor.
A penas si llega y el cambio de temperatura es más que palpable. Si en la ladera podría haber menos siete grados, en la cima casi podría llegar a los cuarenta con un aire que quema las pestañas como en las ciudades del sur en verano.
--está despierto-- murmura.
Unos pasos más y sus palabras se confirman: un dragón sin ojos con boca circular como un embudo lleno de dientes se mantiene erguido, buscando a quien sube la montaña. No ve, por lo que Axios intuye que se orienta por el olfato.
Empuña su espada con cuidado y el brillo violeta se hace intenso, casi deslumbra.
--Vorpal, tranquilo-- susurra a la espada sin moverse un ápice esperando que su brillo disminuyera, como si su luz pudiera alertar al dragón ciego.
El dragón se levanta y se mantiene a dos patas mientras sus otras dos garras actúan como brazos.
Axios piensa rápido y busca el punto débil de cualquier dragón , las alas. Pero la bestia no parece tenerlas, en su lugar todo lo cubre unas escamas que sobresalen formando una enorme armadura.
El guerrero decide atacar por la espalda y con un salto se abalanza al dragón que se vuelve al instante y lanza una llamarada que acierta de lleno en Axios.
Un rugido, niebla y de repente un bramido ahogado que proviene de Axios envuelto en una armadura que se contrae y vuelve a su estado original, envolviendo solo el cuello y el brazo derecho.
--Jabberwocky-- grita Axios visiblemente alterado-- Mi nombre es Axios, asesino de Eras y éste es el fin de la tuya--
El dragón salta y las alas emergen de su espalda para coger altitud.
--Se te acusa de causar terror en éstas tierras, que puede pasar-- dice el asesino divagando-- también del asesinato de más de cuatrocientas personas, que no es una mala cifra siendo ciego y...--
Pero de repente, Jabberwocky, golpea con su garra en forma de puño sobre el Axios, hundiéndolo en el suelo.
--te orientas por la vibración, cabronazo-- dijo Axios agarrando el puño del dragón. Haciendo que Jabberwocky tirara con furia intentando zafarse sin resultado-- No hay problema, te quería cerca.
Vorpal chirriaba de ansias por probar la sangre del dragón y Axios no quería negarle el privilegio.
Un giro de muñeca, un cuchillazo y la cabeza del dragón empezó a rodar por el suelo cubriendo la montaña de la sangre morada de Jabberwocky, haciendo que el cuerpo entero se derrumbara.
La nieve empezó a cubrir la superficie. Ya no había calor, sólo el cuerpo decapitado de la bestia y Axios que seguía empuñando en alto su espada que ya no brillaba.
El asesino se sienta sobre la cabeza del dragón y saca un cigarro que empieza a fumar. Mira alrededor y sopesa el pasar la noche en la cima, quizás usando el cuerpo de su victima como refugio. Pero antes de que pueda empezar a limpiar el cuerpo Vorpal brilla, ésta vez de rojo.
--¿un humano?-- pregunta Axios-- ¿que tipo de Era, crea un humano por favor?--
Axio apura el cigarro y guarda la colilla en un compartimento de su cinturón. Posteriormente agarra la espada y cierra los ojos.
Lo que ve, no es un humano sino una humana, una vikinga y un dezio.
--aun no han hecho nada que merezca mi interes-- dice posando con cuidado a Vorpal.-- Pero la chica es guapa, mantenme informado de su posición--.
Y tras decir eso, Axios se acerca a la cabeza de Jabberwocky, le arranca ocho de los cientos de dientes que la boca guarda . Luego agarra la cabeza y como quien tiene un enorme triturador, Axios, empieza a limpiar el interior del cuerpo del dragón vaciándolo de vísceras, tripas y demás deshechos que pudiera importunar su noche.
Mientras, a miles de kilómetros de allí, Trisha se despierta sobre saltada buscando con premura a Garm.
--¿qué ocurre?-- pregunta Jacob algo sorprendido--
--un asesino de Eras-- dice Trisha sobresaltada-- he soñado con uno que ha matado un dragón ciego--
Jacob se levanta y cierra los ojos, buscando la verdad, primero en las palabras de la vikinga y luego en el mundo. No tarda más de unos segundos cuando abre los ojos y mira a Trisha.
--Es cierto, ha asesinado a Jabberwocky, el dragón que tenía apresado el reino de Carcajoso.--
--eso es bueno ¿no?--
--más que bueno o malo, se trata de un cambio y cuando hay cambios, aparece una nueva Era, o si lo prefieres, un nuevo objetivo para el asesino de Eras...--
Trisha entiende las palabras pero no la importancia que tendrán sobre ella, más pronto de lo que creería.
Érase una vez que se era una vikinga llamada Trisha. Tenía el pelo rojizo y largo, mirada profunda, de esas que envenenan el alma durmiéndola y un espíritu de embaucador que engañaría al diablo. Y para más seguridad llevaba una coraza que envolvía su corazón haciendo imposible llegar hasta ella.
Señora de la guerra que engaña al campeón.
devorando su alma y mandándolo al paredón
Trisha, Trisha
su nombre real no se puede pronunciar
te dejará sin lengua para que no lo puedas mancillar
oh! Trisha ¿Dónde guardas el corazón?
¿lo perdió en un guerra? ¿o quizás en lo escondió en el armario del rincón?
Nadie sabe, nadie lo encuentra las llaves de ese arcón.
Donde guarda también su alma y algo de sinrazón.”
Pese a todo el verdadero problema que ella tenía era otro. Ella aspiraba a más, no quería estar en el poblado vikingo para siempre, necesitaba hacerse grande tanto como las estrellas que se reflejaban cada noche en sus ojos, atrapándolas en ellos.
Una de esas noches en las que Trisha miraba el cielo estrellado en busca de respuestas apareció un dezio.
El dezio no respondió. Buscaba algo con sus extraños ojos oscuros. Extraños porque los dezios son casi cristalinos, de ojos azules y piel blanca. Sin embargo éste era moreno de ojos marrones oscuros y tez morena. De hecho si no fuera por la parsimonia con la que se movía nadie podría reconocerlo como un dezio.
--Eso no es necesario—dijo apoyándose en una vara plateada--
--Gríðarvǫlr—murmuró Trisha al ver la vara—
--Sólo lo que he leído en los libros—
--Los dezio leemos las mentes, y las almas de todo lo real o vivo— dijo Jacob señalando el cielo con sus dedos largos que sobresalían de lo que parecía una túnica negra con algunos dibujos azul oscuro.
--¿y qué haces aquí?—
--no lo tengo claro—dijo tocándose la barbilla—creía que era por ti pero, Garm habla más que tú—
--Los dezio no portan armas—dijo Trisha apretando la empuñadura del hacha—
--Pero qué…--empezó Trisha, pero antes de que pudiera decir nada, un dedo de Jacob se posó en el entrecejo de la vikinga--
Y el dezio empezó a murmurar:
Señora de la guerra que engaña al campeón.
devorando su alma y mandándolo al paredón
Trisha, Trisha
su nombre real no se puede pronunciar
te dejará sin lengua para que no lo puedas mancillar
oh! Trisha ¿Dónde guardas el corazón?
¿lo perdió en un guerra? ¿o quizás en lo escondió en el armario del rincón?
Nadie sabe, nadie lo encuentra las llaves de ese arcón.
Donde guarda también su alma y algo de sinrazón.”
--tranquila, no voy a hacerte daño y no, no me has hecho…¡espera!—Jacob parecía haber encontrado algo de repente todo era silencio, roto tan sólo por el viento que envolvía la noche estrellada haciendo mecerse los arboles cercanos o la hierba.
de alma aventurera,
con destino lejano y mente entera
deja tu miedo y sigue tu destino
encuentra tu sonrisa y que ilumine tu camino
trisha trisha,
tu mirada llena de estrellas
que guarda en una cajita todas ellas
sigue los sueños que guardas en el corazón
y si necesitas perderte un rato calla a la razón.”
Tras meses en los que el Sol se había vuelto negro, la Luna no hacia acto de presencia y en conclusión todo un mundo se había vuelto raro y oscuro. De repente todo se paralizó.
Los huracanes desaparecieron haciendo caer lentamente las piedras que volaban. Las nubes negras, se deshacían dejando entre ver un cielo azul, quizás no tan brillante como antaño pero, azul al fin y al cabo y en el centro un Sol. uno pequeño, caso sin dar calor, como esos soles de invierno que solo ilumina y no reconfortan. Pero tras tanto tiempo entre nubes negras y rios rojos y sucios. Este Sol es mejor que nada.
La calma es tal que casi nubla la presencia del gigante, del destructor de Eras que cae derrumbándose pero que antes de tocar el suelo se convierte en miles de semillas de diente de león que se lleva el viento. Es un nuevo amanecer , un nuevo mundo.
Lago, un chico delgado con el pelo negro y encrespado de quien apenas se peina se encuentra de pie. Su tez morena casi mulata parece abrasada por un sol que no había visto des de nunca. mira a su alrededor, todo le parece demasiado brillante, demasiado lujoso más aun si lo compara con sus andrajosas ropas deshilachadas de tela gris. Sus pies descalzo no termina de acostumbrarse a lo que no sabría definir.
-Es césped-- dice una chica de pelo rubio y rizado-- eres nuevo ¿no es así?
Lago no habla, coge una brizna de césped y lo acerca a sus ojos buscando algo, buscando un recuerdo.
--sí-- termina diciendo Lago--
--conozco la sensación-- Dice la chica mirando al rededor-- ¿donde está tu pasado?--
Pero Lago no responde, empieza a caminar en dirección contraria a la chica quien empieza a correr detrás de el. Ella es alta, quizás un metro ochenta o algo menos. sus ojos marrones parecen iluminar lo que mira y sus labios rojo brillante hacen juego con su vestido que le llega a las rodillas. Parece que no le importa ir descalza como Lago.
--¡eh! dime como te llamas al menos-- grita riendo mientras corre--
Lago se gira y la mira como quien acaba de encontrarse con una amiga. No entiende la sensación. No sabe porque le resulta familiar.
--¿porque ríes?-- dice Lago sorprendido--
--¿porque no?--
Esa respuesta ya la había escuchado antes, pero esa felicidad, no. Eso era nuevo. Era una energía que reconocía,quizás lo único que reconocía de aquel planeta nuevo como él.
--¿nos conocemos?-- pregunta Lago con curiosidad mientras se fija en cada ápice del rostro de la chica.
--no lo sé-- dice encogiendo los hombros-- quizás mi recuerdo conociera al tuyo.
--¿recuerdo?--
--tu vida anterior a la llegada del destructor-- dice la chica tocando uno de los miles de semillas de dientes de león que vuelan por el cielo .
--me llamo Lago--
--encantada, yo soy Egarial pero llámame Ega--
El nombre no le dice nada a Lago pero por alguna razón le reconforta saberlo.
--pareces formado completamente-- dice la chica--
Ega se acerca al chico y con uno de sus finos dedos toca el pecho de Lago, éste queda mirando al infinito con la mirada perdida y las pupilas contraídas.
--oh...-- dice Ega casi asustada-- no estas formado, lo pareces pero hay partes de tí que aun están en el recuerdo--
Pero Lago no escuchaba, su cabeza lo había teletransportado muy lejos. Donde el mar envuelve al mundo. Donde el tiempo no existe. Y de repente miles de imágenes pasaron por su cabeza: Una sonrisa, un abrazo, edificios de mil colores distintos, un beso en la mejilla, una mirada...
Y de repente otra vez estaba en ese planeta impoluto, verde, con un cielo azul brillante y los dientes de león que parece que empiezan a agarrarse a la tierra.
--tu mirada-- dijo Lago-- la he visto antes
--¿como?--
--la he visto aquí-- dice agarrando la mano de Ega que tocaba su pecho--
Ega sonríe con pena, casi con dulzura como lo haría una madre a su hijo. Parece que la parte que te falta es el corazón.
Lago no entendía que pasaba pero no tener corazón no le preocupaba ¿qué mas daba? recordaba que la última vez que tuvo algo así dolió. Y dolió muchísimo. Pero de repente algo le dolió dentro, en el estomago, en el sitio donde se guardan los sueños.
--tienes miedo-- murmuró Lago. Eso era lo que le dolía, había cruzado la mirada con Ega y ésta tenía miedo.-- no tengas miedo, no haré ningún daño--
Pero Ega no tenía miedo de que hiciera daño sino de no poder encontrar a Lago nunca.
--contéstame a algo ¿sin corazón ,como sonreirás?--
--¿eso es lo que te preocupa? porque...--
--contesta--
--pues sonreiré con el alma--
--¿como llorarás?--
--Nunca más lo haré--
--¿y crees que llegaras a querer?
--claro con la cabeza--
--ah... ¿y como amarás?--
Lago se quedó paralizado, podría querer, eso no es complicado. querer lo hace cualquiera, solo necesitas tiempo. Reír también era fácil y podría usarlo de escudo junto con la locura. Pero amar... amar es complicado. Amar es el veneno que inyecta el corazón al cerebro para que razone sin perder el alma. creando el sentimiento más bello del mundo. Amar lo crea las madres al dar a luz. Amar lo crean los amantes que concilian el corazón con la mente sincronizándolos con los de su amada o amado. No, amar era imposible sin corazón.
--¿donde está mi corazón?--
--Sólo queda un trozo en la estrella más lejana del cielo, a mas de dos mil kilómetros de aquí--
--¿como llego?--
--no puedes--
Lago se sentó en el suelo derrumbado. cabizbajo.--oye--
--sí--
--¿como sabes tanto?--
Fue entonces cuando Ega se tocó el pecho y como si de una máquina se tratara, se abriera mostrando un trozo de corazón latiendo débilmente.
--Porque yo estuve como tú, pasará mucho tiempo, hasta que tengas la habilidad no de amar, sino de reir con el corazón--
--Bueno, contigo será divertido--
Y con esas palabras Lago, creo dentro de él, el primer trozo de su nuevo corazón, Casi sin darse cuenta, casi, porque retazos de un sueño aparecieron dentro de él recordando la alegría de una mirada olvidada que al menos, veía en Ega.
Aunque dentro de él sabía que no volvería a amar.
Podría reconstruir su corazón, pero la parte que amaba, lo tenía alguien en aquella estrella, a más de dos mil kilómetros de allí.
Una habitación blanca, miles de ficheros también de un blanco aséptico. Ordenadores que parecen de crista conectados a una pantalla enorme que se encuentra en el centro de la habitación. Y en la pantalla, pulsaciones y la imagen oscura, típica de las ecografías, de un corazón que parece que apenas late.
Un silencio aparece en la sala interrumpido por los pensamientos de Siros.
Se viste y sale fuera, ésta vez de verdad, ésta vez, libre.
Siros, un tipo con el pelo rizado y canoso que viste con ropas largas y oscuras, se encuentra andado en la playa.
La luz del atardecer ilumina el agua del mar que llega plácidamente hasta la orilla en forma de ola. Una ola que casi ni roza la arena tibia y blanca de la isla de Shandora.
Siros conoce muy bien ésta isla. Ha estado viviendo en ella casi por tres años pero ya es hora de marchar.
No sabe si volverá, si verá de nuevo en su vida sus palmeras, su luz, su agua sus montañas... no sabe si volverá a ver la ciudad de Shandora que parece amontonarse en el interior de la isla entre montañas que rozan las nubes son sus cimas.
No sabe qué será de su Shandora... pero permanecerá en lo que le queda de corazón y digo "queda" porque Siros ha dejado en ésta isla, en lo más profundo de ella, al menos un cuarto de su corazón.
Pero ha merecido la pena, lo sabe. Por eso sonríe. Aun sabiendo que es el final.
Mientras camina saca de entre sus ropas, largas como las de un monje, un especie de cristal con forma de ópalo, lo eleva, cierra los ojos y mientras una lágrima resbala de su mejilla sonriente,
El cristal brilla mientras todo se para y lo que parece el aura de de la isla es absorbida.
Con un susurro proveniente de los labios de Siros se despide con un "adios" mientras desaparece como una corriente de aire del norte.
Shandora sigue igual, en su atardecer, con su ciudad agarrada a la montaña, con su arena blanca, tibia y casi durmiente, con su mar acariciando la orilla, como si no hubiera pasado nada, como si no hubiera desaparecido nada, como si no se hubiera quedado nada, como si el tiempo permaneciera impasible a los momentos bonitos que Siros ha robado de la isla y que se quedará para siempre...
"No me había despedido de tí Shandora, gracias por hacerme grande, volverme pequeño, enseñarme tanto, quitarme poco y darme todo, espero devolvértelo algún día, adios Shandora... adios Gran Canaria"