(Nota al lector, leer con esto; https://youtu.be/icDTN3ktL6M)

Érase una vez que se era una vikinga llamada Trisha. Tenía el pelo rojizo y largo, mirada profunda, de esas que envenenan el alma durmiéndola y un espíritu de embaucador que engañaría al diablo. Y para más seguridad llevaba una coraza que envolvía su corazón haciendo imposible llegar hasta ella.
Trisha era conocida por sus gestas pero más por cómo era. Los niños cantaban:

“Trisha, Trisha
Señora de la guerra que engaña al campeón.
devorando su alma y mandándolo al paredón
Trisha, Trisha
su nombre real no se puede pronunciar
te dejará sin lengua para que no lo puedas mancillar

oh! Trisha  ¿Dónde guardas el corazón?
¿lo perdió en un guerra? ¿o quizás en lo escondió en el armario del rincón?
Nadie sabe, nadie lo encuentra las llaves de ese arcón.
Donde guarda también su alma y algo de sinrazón.”


A la vikinga, no le molestaba en absoluto que cantaran cosas así. Era de esas canciones que después de su muerte seguiría viva. Puede que se la recordará por siempre como una persona fría, calculadora y sanguinaria.
--mmm…--murmuró Trisha. Aunque la idea de ser recordada, le gustaba, quizás no tanto el serlo como una persona tan… ¿malvada? Sí, quizás era esa la palabra.

Pese a todo el verdadero problema que ella tenía era otro. Ella aspiraba a más, no quería estar en el poblado vikingo para siempre, necesitaba hacerse grande tanto como las estrellas que se reflejaban cada noche en sus ojos, atrapándolas en ellos.
Una de esas noches en las que Trisha miraba el cielo estrellado en busca de respuestas apareció un dezio.

Los dezios  eran seres buenos por naturaleza, moradores de las noches lo cual era estupendo ya que se alimentaban de la verdad y los sueños de personas noctámbulas tales como artistas o soñadores. Si veías a un poeta borracho allí había un dezio que lo cuidaba.

--¿Qué narices?—dijo trisha sacando a Garm, su hacha -- ¿Qué hace un dezio aquí? ¡habla!--

El dezio no respondió. Buscaba algo con sus extraños ojos oscuros. Extraños porque los dezios son casi cristalinos, de ojos azules y piel blanca. Sin embargo éste era moreno de ojos marrones oscuros y tez morena. De hecho si no fuera por la parsimonia con la que se movía nadie podría reconocerlo como un dezio.

--¿dónde está?—murmuraba—
--donde está ¿el que?—

De repente el dezio pareció percatarse de la hacha legendaria que portaba Trisha.

--Eso no es necesario—dijo apoyándose en una vara plateada--
--Gríðarvǫlr—murmuró Trisha al ver la vara—
El dezio miró su vara y sonrió --¿os conocéis?—preguntó con calma—
--Sólo lo que he leído en los libros—
--En ese caso permíteme presentarla adecuadamente—dijo soltando la vara mientras permanecía de pie por ella sola—y yo me llamo Jacob—
--Trisha y mi hacha…---empezó al Vikinga—
--Garm—interrumpió Jacob—lo sé, se ha presentado antes—dijo riendo.

La vikinga no entendía como las armas podía hablar.
--Los dezio leemos las mentes, y las almas de todo lo real o vivo— dijo Jacob señalando el cielo con sus dedos largos que sobresalían de lo que parecía una túnica negra con algunos dibujos azul oscuro.
--¿y qué haces aquí?—
--no lo tengo claro—dijo tocándose la barbilla—creía que era por ti pero, Garm habla más que tú—
--Los dezio no portan armas—dijo Trisha apretando la empuñadura del hacha—
--y no vengo por Garm—dijo Jacob que se acercó a Trisha.
--Pero qué…--empezó Trisha, pero antes de que pudiera decir nada, un dedo de Jacob se posó en el entrecejo de la vikinga--
Y el dezio empezó a murmurar:
“Trisha, Trisha
Señora de la guerra que engaña al campeón.
devorando su alma y mandándolo al paredón
Trisha, Trisha
su nombre real no se puede pronunciar
te dejará sin lengua para que no lo puedas mancillar

oh! Trisha  ¿Dónde guardas el corazón?
¿lo perdió en un guerra? ¿o quizás en lo escondió en el armario del rincón?
Nadie sabe, nadie lo encuentra las llaves de ese arcón.
Donde guarda también su alma y algo de sinrazón.”

--tienes un concepto de ti equivocado—dijo Jacob—son canciones de niños, no eres tú—
--deja de leerme –dijo Trisha saliendo del trance y asestando un hachazo a lo que creía que era el brazo de Jacob. Sin embargo fue Gríðarvǫlr que se interpuso a el hacha haciéndola volar para clavarse después en una roca cercana. Jacob se esfumó y apareció casi instantáneamente a la espalda de la chica y casi sin dejarla darse cuenta de lo que pasaba de repente, Trisha sintió frio.
--la gente—empezó Jacob—cree que el corazón está delante, sin embargo es más fácil de entrar por la espalda—
Jacob tenía la palma de su mano apoyada en la espalda de Trisha. La vikinga no podía moverse estaba paralizada como cuando cae un jarro de agua fría en alguien que está acalorado.
--el frio es normal cuando el corazón no está acostumbrado a no llevar coraza—

Era eso, Jacob había entrado en el corazón de Trisha, había quitado la coraza. Pero ¿que demonios quiere este idiota? ¿Qué le había hecho ella a él? Pensaba en algún dezio que hubiera matado en algún momento, pero no era posible, ella no mataba a los desarmados.

--tranquila, no voy a hacerte daño y no, no me has hecho…¡espera!—Jacob parecía haber encontrado algo de repente todo era silencio, roto tan sólo por el viento que envolvía la noche estrellada haciendo mecerse los arboles cercanos o la hierba.

“Trisha, Trisha
de alma aventurera,
con destino lejano y mente entera
deja tu miedo y sigue tu destino
encuentra tu sonrisa y que ilumine tu camino

trisha trisha,
tu mirada llena de estrellas
que guarda en una cajita todas ellas
sigue los sueños que guardas en el corazón
y si necesitas perderte un rato calla a la razón.”

Jacob calló como cuando callan los narradores de las grandes historias mientras la vikinga anonadada miraba el horizonte que empezaba a amanecer.
--mira—dijo Jacob mirando el sol—ya es trece—
Trisha se volvió y miró al dezio que había mirado en su corazón.
--creo que te acompañaré durante un tiempo, si no te importa—dijo Jacob— por cierto,¡feliz cumpleaños!-.

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