Voszhor estaba de pie. Mirando seriamente la puerta de cuyos resquicios emanaba magmar. Todo cuanto había alrededor empezaba a quemarse y quien se acercaba igual, acababa abrasado.
--vámonos-- le dijo un compañero-- ningún tesoro vale tanto y el capitán lo entenderá--
--vete, yo me quedo-- se limitó a decir el pirata.
El magmar empezó a acercarse peligrosamente a los pies de Voszhor, pero daba igual, el pirata ni se inmutaba. Y su compañero al ver el peligroso elemento, se despidió y se fue corriendo dirección al barco, que empezaba a zarpar.
Voszhor seguía mirando la puerta, sacó una enorme espada con forma de tonfa, cerró los ojos y antes de que el magma le tocara su cuerpo, cambio de posición.
--baila... Nereida-- dijo casi murmurando.
Un hilo trasparente que apenas si brillaba salió de su espada y quedó flotando en el aire, luego otro y más tarde otro y así sucesivamente, hasta que el pirata dio una estocada al aire envainando de nuevo. Nadie hubiera dicho que hizo nada de no ser por el rastro de hielo en dirección a la estocada que apareció al segundo después de envainar.
La puerta ahora congelada, no duró fría mucho tiempo. Tan sólo unos segundos.
Voszhor infirió un gruñido y volvió a desenvainar ,esta vez dos espadas iguales. Con forma de tonfas gigantes y robustas.
--danza celeste... Nereida-- dijo esta vez.
Y posteriormente lanzó varias estocadas de las que inmediatamente apareció lo que parecían ondas de hielo que se unieron haciendo como una lluvia de pétalos azules y afilados atacaran a la puerta de forma inutil.
Tras eso el magma se descongeló de manera violenta salpicando el brazo izquierdo del pirata y haciendo que un bramido saliera de sus labios.
Fue entonces cuando dos dragones pequeños, uno negro como el azabache y el otro rojo como el fuego se posaron encima de la puerta.
--¿por que no te vas?-- dijeron al unísono-- no vas a entrar nunca.
-- eso no lo sabéis-- contestó antes de que una llamarada saliera del magma y quemara su torso.
Los dragones miraron estupefacto a aquel individuo, que no se rendía.
-- no te va abrir, lleva mucho tiempo sin hacerlo a nadie, no lo hará ahora-- dijeron las bestias aladas--
--Enteraos bien, --grito Voshor-- me da igual el daño que me inflija, las llamas que me lance o si os reís de mi por no poder entrar, no me iré--
--¿por que?--
El pirata apuntó a la puerta y contestó: -- Porque si tan protegido está, es porque será valiosa, porque este dolor ya lo he sentido y no me importa.-- dijo mostrando sus quemaduras y su cuerpo con cicatrices-- Porque realmente no me importa otra cosa que no sea conocerla. Aunque me queme. No voy a dejar de querer verla--
--hay más puertas, más protegidas que esta y más beligerantes-- dijo el dragón negro
--lo sé, pero sólo en esta mi alma sonríe de verdad, por primera vez, en mucho tiempo-- dijo mientras miraba las letras de la puerta donde rezaba "Vosshieraki".
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Siros
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