Sentado en el suelo, en la soledad de una sala negra, profunda en la que apenas la luz aparece.
"mira en el espejo" fue lo ultimo que recuerda antes de entrar aquí.

Llega aqui buscando como seguir, cómo ser mejor y se encuentra en esta habitación. Camina con duda, intentando palpar algo a lo que agarrarse para orientarse pero no hay nada...

De repente un espejo aparece delante de él, brillante y enorme. en él su rostro se refleja, triste apesadumbrado y deslumbrado por la claridad que en ese sitio parece haber.

-¿qué haces aqui?-- dice una voz

Mirar al rededor no sirve de nada y no consigue encontrar quien produce esa voz tan familiar a la par que lejana.

--contesta--

entonces es cuando se da cuenta. El reflejo habla. No sigue sus movimientos ni siquiera su expresión. Tiene el ceño fruncido.

--eh...--balbucea-- busco... --

--¿el qué?--

-- no lo sé--

De repente una luz morada y brillante aparece allí aparece en el espejo de la mano de su reflejo.

¿buscas eliminar esto?--

De repente el estomago da una voltereta. la cabeza da tumbos y una lagrima solitaria sale de uno de sus ojos. Asiente pero no logra entender qué es.

--vergüenza--dice el reflejo mirando la luz que está en su mano derecha.--culpa--

--quiero que se vaya-- dice derrumbando su cuerpo que cae de rodillas-- que no vuelva.--

El reflejo le mira esta vez frunciendo los labios como de quien busca una solución a un problema enorme.

--me temo que no nos corresponde a nosotros , ni a ti ni a mí quitarla...--
En ese momento la luz se hace un poco más grande haciendo que su cabeza chille por dentro de dolor, Se sujeta la testa intentando sin éxito aplacarlo.

--Es inutil-- dice el reflejo-- espero que al menos hayas aprendido algo--

Asiente mientras más lagrimas aparecen en su rostro.

--Ponte cómodo, si hay algo peor que la vergüenza y la culpa... es perder algo valioso por ello.--

--¿que puedo hacer?--implora

El reflejo que habia iniciado su camino hacia la oscuridad de la profunda habitación, se gira y con gesto de pena susurra-- esperar, aprender y no volver a cometer esto--dice levantando la luz.-- pero sobre todo pedir perdón, aunque puede que no se te otorgue--.

De repente la luz morada destella con tanta intensidad que ilumina la enorme sala. Esta vez aunque el dolor es más intenso, se levanta del suelo, se seca las lágrimas y aguanta el dolor. Un dolor al fin y al cabo merecido, un dolor que retumba por toda la sala, un dolor al que no esta acostumbrado porque nunca lo había sentido tan fuerte, un dolor que le inunda por dentro y que aguanta el silencio mientras su mente envejece a año por minuto, cambiando su mente y su ser a la vez.

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