En un desierto alejado, tremendamente alejado de cualquier tipo de civilización. En este lugar brillante, amarillo y polvoriento, como todos los desiertos, Yo estoy luchando... o al menos... eso me gustaría.

Con las rodillas clavadas en la ardiente arena, noto como cada grano se me mete en las heridas de mis piernas, noto como mis brazos ya agotados no pueden cargar con las armas.

--No puedo--digo sollozado-- no puedo...--


Busco aire, como sea, mientras a lo lejos, un gigante que parece una enorme sombra se empieza a acercar. Mientras intento recomponerme de todas las heridas que me he recibido por obra del titán oscuro, la apariencia de este se hace más latente:
La arena se vuelve blanca, el cielo azul se vuelve negro, el viento ardiente y el color amarillo desaparecen dejando paso al frio y un oscuro azul contrastado con la pálida arena.

--ya basta--digo con la cara empapada de lagrimas--he perdido, por favor... ya basta--

--¿es así cómo luchas?--dice una voz a mi espalda, ronca, honda y que atraviesa la coraza que llevo y taladra mi corazón-- yo te he visto luchar, y habrñas tardado algunas veces más y otras menos... pero siempre te levantabas, te cargabas de ilusión, valentía , fe... y ganabas--

Me volví torpemente para encontrarme con la fuente de la voz tan familiar, pero no habia nadie.

--ab...no...--

--¿que es lo que falta Diego?-- dijo la voz otra vez a mi espalda-- hazle frente, esto es sólo la desesperanza, lo que te frena, lo que te hace llorar, es desesperanza, aquello contra lo que nos hace sentirnos pesados, heridos y perdidos, es la desesperanza--

Cada palabra que aparecía de la nada era como si retumbara dentro de mi, como si hinchara mis pulmones, bombeara mi corazón, aclarara mi mente, y levantara mis piernas
--yo te he visto luchar, pequeño, todos te hemos visto pelear, tenemos fe en tus estocadas, ahora... ten fe tú en ellas también--

alcé la manos buscando la espada de la mano derecha, alcé la otra para aferrarme a la segunda espada. Me incorporé al levantarme y miré con furia y un poco de temor al gigante.

--no dudes ahora... Fe, Diego...¡Fe!--

Respiré hondo y corrí hacia el gigante, salté hacia él y un enorme puño venía a mi encuentro. Apreté los dientes, me aferré a las espadas y asesté un espadazo con ambas armas.

El puño empezó a sangrar. Como antes no habia podio hacerle nada...
Una enorme sonrisa aparecio en mi cara.

--muchas gracias...abuelo--dije sonriendo mientras miraba a mis espadas--
Corri hacia el gigante ,que aun gritaba de dolor por el corte. Éste se levantó lleno de furia al verme.

--¿sabes?, antes podías haberme destruido, pero son muchos los que creen en mi, como para fallarles, además tengo algo que antes no tenía--

el gigante se quitó un enorme yelmo de la cabeza, y una cabellera semi larga y oscura apareció mientras sus ojos amarillos intensos miraban desafiantes --¿y qué es eso?

--Fe... ARDE, METERORA--

Y entre el fuego de mi alma, la snagre que derramaba mis espadas y la fuerza con la que ellos me impulsaban, no sólo la de mi abuelo, aqui me teneis, haciendo frente a la desesperanza...

aquella a la que hace una semana, no podía ni soportar...


DCG ( --dime ¿porque nunca debo perder, abuelo?-- --Porque tienes algo que los demás no tiene pequeño, fe...--) Vamos, vamos, vamos ,vamos, tengo que conseguirlo, tengo que hacerlo, más que por mi... POR ELLOS

0 comentarios:

Publicar un comentario